El inconveniente de la codificación binaria
es que la representación de algunos números resulta muy larga. Por este motivo
se utilizan otros sistemas de numeración que resulten más cómodos de escribir:
el sistema octal y el sistema hexadecimal. Afortunadamente, resulta muy fácil
convertir un número binario a octal o a hexadecimal.
En el sistema de numeración octal, los
números se representan mediante ocho dígitos
diferentes: 0, 1, 2, 3, 4, 5, 6 y 7. Cada dígito tiene,
naturalmente, un valor distinto dependiendo del lugar que ocupen. El valor de
cada una de las posiciones viene determinado por las potencias de base 8.
Por ejemplo, el número octal 2738
tiene un valor que se calcula así:
2*83 + 7*82
+ 3*81 = 2*512 + 7*64 + 3*8 = 149610
2738 = 149610
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